El año pasado, el 82% de la riqueza generada a nivel global fue a parar a manos del 1% más rico de la población mundial.

En todo el mundo hay 25 millones de personas trabajando en condiciones de semiesclavitud y millones más que trabajan largas jornadas a cambio de salarios de pobreza con los que apenas pueden alimentar a sus familias. No es fruto de la casualidad que las mujeres ocupen los trabajos peor remunerados como, por ejemplo, en fábricas textiles o realizando tareas domésticas. La desigualdad mantiene a las personas sumidas en la pobreza. Únete a nuestra campaña y redoblemos nuestros esfuerzos para combatirla.

Si nos unimos, podemos acabar con la desigualdad y poner fin a la pobreza de una vez por todas.

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¿Crees que conoces bien el mundo? Veamos si sabes dónde están estos ocho monumentos y qué tienen en común.

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Premiar el trabajo, no la riqueza muestra cómo la desigualdad mantiene a las personas sumidas en la pobreza y qué podemos hacer para revertir esta situación.